Carta abierta a mi asesino/a humano/a

“la inmortalidad pasa al ámbito del código”

Jean Baudrillard.

“Al encontrarse privado de lenguaje, se pierde el poder de nombrar, de nombrarse, incluso de responder a su nombre”

Jack Derrida

Heber Leal

Te escribo a ti humano/a, a ti que varias veces te saludé con una mirada cálida y felina al llegar de tus labores, a ti que formas parte de la comunidad donde actualmente viven mis padres, donde viví dos años hasta la muerte que me propinaste de sorpresa. Ya sabes, no elegí el nombre, los padre-humanos me lo pusieron, era Sherman, alias Shermi o Shermita.

Debo admitir que a veces merecía castigos y reprimendas, tal vez por comer más de la cuenta, arañar objetos o escapar por las ventanas de los baños de mis padres, a veces me dolía porque saltaba del segundo piso, pero me sentía bien, ágil y deportivo; fuera del cautiverio feliz.

Mis padres me amaban mucho, aún aman el recuerdo que tienen de mí en sus mentes.  Tiene videos de mis piruetas y acrobacias singulares, saben como me comunicaba y el timbre de mi voz elocuente y afeminada.

Me hicieron una autopsia, arrojó envenenamiento por pesticidas. Regaste tus pastos y plantas con esos ingredientes mortales y en la oscura noche me froté en las hierbas de tu jardín, me relamí el lomo y fue letal. Pero no fue todo, se descubrió que uno de ustedes me arrojó moribundo para el otro lado de la pandereta, apara ocultar mis 5 kilos de peluda existencia. Pero fue en vano, mi padre me encontró a las dos horas de lo acaecido, como por instinto y desesperación.

Lo que nunca sabré es si mi muerte fue planificada o fue simple torpeza tuya y complicidad de tu compañero/a. Pero estoy seguro que siempre te acordarás de mi como el protagonista de El corazón delator de Edgard Allan Poe. Mi compañera/madre se llamaba Paulina y mi compañero/padre Heber. Uso a este último para propinarte estas palabras, que bien pueden endurecer tu corazón y odiar aún más a los de mi especie; o bien puede te puede aflojar el arrepentimiento y evitar futuros incidentes de esta índole.

Tú sabes lo que ocurrió, sientes mi nombre y mi existencia pulular a esas mismas horas de descanso nocturno. Mis hermanos Amy, la gata negra, e Igor, el gato blanco con amarillo fueron torturados de la misma forma y coincidentemente encontrados el mismo mes, pero del año pasado, febrero 2022, hallados envenenados y arrojados a la periferia de la comunidad. Mi exilio fue silencioso e implacable.

¡Notaste que tu obsesión por la asepsia es sinónimo de muerte! Te denuncio por nihilista y por acabar prematuramente con mi existencia no-humana.

Soy y seguiré siendo Sherman. William Sherman (2021-2023), el gato gordito y más bonito de Avenida Torreones Oeste, Concepción, Chile.  Y mi lápida estará en tu memoria.

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