Las investigaciones científicas han evidenciado que la propagación del virus del COVID-19 fue provocada por el negligente actuar de algunas culturas en lo referido al consumo de animales silvestres que no son comestibles en el mundo occidental. Este tipo de situaciones manifiesta la falta de conocimiento y de compromiso en la regulación del mercado de las carnes y en el cuidado de las especies animales del planeta Tierra.
Respecto de estos temas, en el Diálogo Abierto de esta semana conversamos con el doctor HÉCTOR ALCAÍNO CONTADOR, médico veterinario especialista en parasitología y ex decano de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Chile.
Entrevista de Gabriel Palma Garrido
IL.- ¿Qué parásitos de animales existen en Chile y cuales son zoonosis?
HA.- Desde tiempos muy remotos han existido diferentes asociaciones biológicas entre las especies animales. Existen algunas en que ambos socios se ayudan mutuamente sin ocasionarse daño (mutualismo), otras en que uno consigue beneficios, pero sin afectar al otro (comensalismo) y por último aquéllas que nos interesan en esta entrevista, en que uno de los socios logra las ventajas pero que lamentablemente tienen la potencialidad de producir algún daño o enfermedad (parasitismo). Dentro de estos socios indeseables se incluyen a los agentes patógenos de enfermedades tales como bacterias, hongos, virus y los conocidos como parásitos (gusanos planos y redondos, artrópodos y protozoos).
La mayoría de los parásitos son bastante específicos en cuanto a sus hospedadores; sin embargo, existen algunos que pueden afectar a más de una especie animal. En general se denominan zoonosis a las infecciones que se pueden transmitir entre el hombre y los animales y zoonosis parasitarias aquéllas que se refieren a parásitos.
En el mundo existen miles de parásitos que afectan a las diferentes especies animales (mascotas, sinantrópicos, exóticos, silvestres y salvajes, aves, peces, etc.). En una publicación nacional se reportaron como existentes en Chile 43 especies de parásitos en caballos, 56 en vacunos, 55 en ovinos,29 en caprinos, 20 en llamas y alpacas, 33 en cerdos, 43 en perros, 25 en gatos, 20 en conejos, 34 en gallinas y 12 en palomas (Alcaíno y Gorman, 1999). Además, existen estudios que indican la presencia de parásitos en roedores, liebres, murciélagos, aves silvestres, peces, abejas etc. Sin embargo, tan sólo 30 de estos parásitos son zoonosis parasitarias, algunas de las cuales pueden ser adquiridas por el hombre a través del consumo de carnes o vísceras de los animales ( triquinosis, teniasis, “larva migrans”, hidatidosis), otras por la ingesta de vegetales contaminados con huevos, larvas, o quistes de parásitos eliminados por las heces de animales parasitados ( hidatidosis, toxoplasmosis, criptosporidiosis, sarcocystosis) e, incluso, otras por un simple contacto a través de la piel ( sarnas, ”larva migrans cutáneo”) o por acción de artrópodos vectores (enfermedad de Chagas, filariasis).
IL.- La pandemia actual fue provocada por el consumo poco regulado de especies animales que usualmente son más conocidas por su aporte a la vida silvestre más que por su uso como alimento humano (o eso se cree hasta el momento). ¿Qué riesgos para la salud conlleva el consumir especies de estas características?
HA.- Todos los animales domésticos, como le dije anteriormente, son parasitados por numerosos vermes, artrópodos y protozoos, y algunos son zoonosis. Lo mismo debe suceder con los animales silvestres o salvajes, pero salvo excepciones no sabemos con exactitud cuáles tienen y cuales son zoonosis. Sin embargo, tenemos conocimiento de que existen algunas, e ignoramos si existen más y cuales se pueden transmitir al hombre por el consumo de sus carnes. Cuando aparecen casos o brotes de nuevas enfermedades del hombre (enfermedades emergentes), siempre se sospecha que tienen por origen el contacto o ingestión de carnes crudas de algunos animales, entre los cuales se incluyen los domésticos, los silvestres y los salvajes. En varias oportunidades, esta sospecha ha sido correcta como es el caso ratones cola larga (Oligorysomys longcaudatus) y el Hanta, especies de monos y SIDA, perros, gatos, ratas (Rattus rattus y R. norvegicus), jabalíes en Triquinosos, ciervos y Enfermedad de Lyme y probablemente murciélagos y COVID 19.
En Chile, el consumo masivo de animales silvestres no es habitual, pero en otros países –en especial del Asia y en algunos latinos– se comercializan especies silvestres en los mercados y/o en las calles. La posibilidad de que se produzcan nuevas zoonosis es totalmente real. La regulación de la venta y consumo de carnes de animales ilegales pertenece al mercado informal y fundamentalmente de la población de menores ingresos, de tal manera que su regulación exitosa es bastante difícil de aplicar y aceptar.
IL.- Ciertamente los virus no son los únicos riesgos que corre la humanidad al consumir especies animales. ¿Qué otras crisis podrían provocarse en caso de no regular el consumo de especies animales.?
HA.- Evidentemente que no solo enfermedades producidas por virus pueden transmitirse al hombre en forma directa o indirecta, a través de la ingesta de carnes o vísceras de animales. Varias pueden tener su origen por el consumo habitual de animales domésticos y, en general, son bien conocidas y otras por el contacto con las deyecciones, los vectores y/o ingesta de animales silvestres, domésticos o sinantrópicos no habituales en las dietas de las personas, y que son más ignoradas. Entre ellas, tenemos algunas de origen bacteriano (peste bubónica, leptospirosis, salmonelosis, enfermedad de Lyme, ehrlichiosis) y otras de origen parasitario.
Cualquiera de estas zoonosis podría ocasionar crisis médicas puntuales en el hombre debido a la falta de conocimiento, informe y regulaciones sobre el potencial riesgo del consumir carnes crudas sin inspección veterinaria y, muy en especial, las procedentes de animales silvestres y domésticos asilvestrados.
IL.- Se han vuelto frecuentes los avistamientos de especies salvajes en zonas urbanas en los tiempos de confinamiento. ¿A qué se debe este fenómeno principalmente?
HA.- Todos los seres vivientes tratan de mantener un equilibrio en la naturaleza. Cualquiera alteración que se produzca en sus medios ambientes les obliga a abandonarlos en búsqueda de lo que necesitan. Entre las alteraciones puedo indicar las variaciones climáticas, las sequías, el talaje de bosques, los incendios y quemas de pastos, el aumento excesivo de predadores, la disminución de especies que les sirven de alimento, la llegada de nuevas especies que le compiten por los espacios, la llegada de enfermedades que afectan la biodiversidad y el cambio favorable de los terrenos colindantes.
Lo más probable en caso de avistamiento de pumas en zonas urbanas de Santiago y otras ciudades en los tiempos de confinamiento y toques de queda planificados para el control del COVID 19, se deba a más de algunas de las razones anteriores, pero las principales deben ser una disminución de animales que les sirven como alimentos y un ambiente muy apropiado entregado por el silencio y tranquilidad generado en las calles por la ausencia de autos, buses y personas.
IL.- ¿Qué lecciones nos debe dejar esta pandemia en lo referente a consumo de especies animales?
HA.- Las zoonosis parasitarias que afectan a los hombres por el consumo de carnes de animales infectadas con estados larvarios o inmaduros de parásitos, como son los casos de la Trichinella spiralis, Taenia solium, Taenia saginata y Diphyillobothrium latum, Toxoplasma gondii y Anisákidos, tienen un ciclo evolutivo complejo, lo que no les permite transmitirse en forma fácil, masiva y rápida por el aire, tal como sucede con zoonosis producidas por virus, la complejidad de sus ciclos obliga a que los lugares tengan condiciones que permitan también la existencia de sus huéspedes intermediarios y/o vectores requeridos (por ejemplo, no puede haber enfermedad de Chagas en donde no hayan vinchucas). Por otra parte, en casi todos los países del mundo existe la obligación de realizar inspección veterinaria de los animales domésticos en los mataderos, lo que disminuye la probabilidad de producirse una pandemia por alguna zoonosis parasitaria.
Sin embargo, esto no significa que no tenga algún riesgo el consumo de las carnes. Por ejemplo, los cerdos criados, beneficiados y consumidos por sus dueños en sus propios hogares y, por lo general, sin revisión veterinaria solo pueden producir brotes de triquinosis que incluyen a los miembros de la familia y a todos los que consumieron carne de ese cerdo positivo a infección con T. spiralis. Lo mismo puede suceder por el consumo de carnes de animales silvestres o salvajes (jabalíes, roedores, zorros, pumas, etc.) que tengan ese mismo parásito, ya que lo más probable es que sus captores no saben del potencial riesgo médico que puede tener.
O sea, la lección que nos deja el consumir animales silvestres o salvajes es que no deben comerse crudos mientras no se pruebe su inocuidad.