Entrevista de Rubén Farías.
P. ¿Qué aspectos psicosociales, considera Ud. que han influido positiva o negativamente, en la calidad de vida de la población dentro de estas dos primeras décadas del S. XXl?
R. En cuanto a lo positivo, y considerando como referencia mi propia profesión, estimo que indudablemente el mayor impacto en la calidad de vida de la población, ha sido el avance en ciencias y tecnologías, cuyo rápido progreso, ha permitido significativos efectos en el desarrollo social.
Un ejemplo de esto se ha dado a través del cotidiano vivir, cuando a veces avanzamos sin ver el entorno, sin retener el detalle que desde hacía tiempo limitaba a un grupo no menor y que sufría las secuelas de políticas terapéuticas que no contemplaban soluciones en número suficiente. La consecuencia de ello se expresaba en la falta de “sonrisas”, que padecían los grupos de menores ingresos.
La vulgaridad explotada por los ¨cómicos¨ identificaba esta situación denominándola como la realidad de “los cuatro dientes”, pero que en una cultura plena y solidaria, se habría manifestado en lo que Leonardo da Vinci inmortalizó: la sonrisa como un rayo de luz que ilumina la cara y le da belleza al rostro, reflejando con ello la actitud empática de los seres humanos, credencial única para abrirse paso en las distintas situaciones que nos corresponde enfrentar y que es un contagioso medio de solidaridad a nivel de grupos.
Debe recordarse que una de las campañas de mayor impacto poblacional, fue la de “Sonrisa de mujer”. En la ocasión, se apuntaba a las necesidades sociales de reconstrucción de estructuras biológicas más sanas y su aporte a la comunidad al incorporarse más plenamente, con un mejoramiento de su apariencia y un cambio de actitud. Con posterioridad, se implementaron soluciones que han permitido que estos y otros sectores participen activamente y sin complejos, en la vida social y cultural.
En lo negativo, estimo que se ha acentuado la falta de liderazgos políticos estables que permitan afianzar un mejor estilo de gobernabilidad. De este modo, se podrían aprobar reformas que aseguren un mejor bienestar a la población y un respaldo a la institucionalidad de soporte de la actividad social, en áreas tan sensibles como es en el caso de la educación. Esta situación impacta tanto en lo que se refiere al reforzamiento de las bases culturales del país, como al nivel de preparación que debe tener la responsabilidad estudiantil. La ausencia de estos aspectos, influye en la planificación y, en consecuencia, en potenciar la calidad de ciudadanos que el nuevo siglo demanda.
P. Considerando los avances científicos y tecnológicos que en la actualidad se viven en el país, ¿considera Ud. que el espíritu religioso de la sociedad ha sufrido variaciones que a su vez hayan repercutido en la cultura nacional?
R. Se han abierto grandes oportunidades derivadas de los avances tecnológicos y los descubrimientos científicos. Ellos han permitido —y además, obliga— a motivar renovados procesos alfabetizadores y un cambio de visión respecto de los actuales niveles de vida. En este sentido, existe una evidente pérdida de influencia del espíritu religioso en la sociedad. Los abusos y sanciones judiciales para algunas órdenes religiosas por delitos contra personas, han tenido como efecto la merma del antiguo paternalismo heredado.
Es recomendable que todas las instituciones, a través de sus respectivas responsabilidades, proyecten sus políticas de desarrollo nacional y difundan, con un carácter de mayor continuidad, los análisis de los problemas nacionales y sus perspectivas y no se limiten a esporádicos eventos en las ciudades más conocidas, dejando sin posibilidades de acceso a una parte importante de la población.
P. ¿A qué atribuye Ud. las permanentes controversias existentes en el plano político?
R. A la falta de una formación educacional del alto nivel y, por cierto, a la carencia de cultura cívica que valore los principios fundamentales de la República.
En este sentido, se observa una permanente tendencia de los extremos a polarizar sus posiciones a través de consignas efectistas, que dificultan el consenso y el multipartidismo. Esta situación contribuye a sembrar inquietudes y captar adeptos en una pugna que se demuestra más presente ante la cercanía de procesos eleccionarios que al favorecimiento de políticas de Estado que promuevan tolerantemente la diversidad y el respeto por quienes piensan distinto. Es obvio, que como esto no ocurre, se diluye su acción, dificultándose las posibilidades de practicar un amplio y constructivo diálogo.
Estimo que la causa de todo esto radica en lo ya expresado, es decir, la ausencia de la calidad de una buena formación educativa y de civismo que permitiría el ejercicio de una conciencia social responsable y ajena a los intereses de los gobiernos de turno. Se une a esto, la falta de líderes capacitados, con visiones más amplias y de una presencia más empática, que sean capaces de motivar y contagiar con su entusiasmo a los distintos segmentos que conforman la Nación.
MARIO ANGULO MORA
Cirujano Dentista de la Universidad de Chile, (1968)
Especialista en Rehabilitación Oral Conaceo (1996)
Profesor Asociado Universidad de Chile Facultad de Odontología
Ex presidente del Colegio de Cirujano Dentistas de Chile A.G. (2002-2003)
Autor de numerosas Publicaciones en revistas Nacionales e Internacionales