Editorial 74: Ciencias humanas para construir una mejor sociedad

No es por casualidad que concluimos este año reflexionando sobre las ciencias sociales – o ciencias humanas – y la influencia que tienen en la formación de las personas y por ende en la elaboración de las normas y principios que compartimos. Esas ciencias no solo cubren una gran variedad de disciplinas, sino que se interesan por los comportamientos, las actividades y la evolución del ser humano, proponiéndose como objetivo principal, encontrar elementos clave para comprender, analizar y mejorar nuestra sociedad.

El término de “ciencias humanas” provocó a veces dudas y conflictos, porque se consideraba que no cabían en la categoría de ciencias al igual que las “ciencias físicas”. El antropólogo y etnólogo Claude Levi-Strauss declaraba al respecto que “si las ciencias físicas definían sus hechos científicos con la misma fantasía y la misma levedad que muestran la mayoría de las ciencias humanas, ellas también quedarían prisioneras de un presente que nunca se reproduciría” (Anthropologie structurale deux, 1973).

Las ciencias humanas se asocian, en general, con disciplinas retóricas. Estudié, como muchos, en una facultad de “Literatura y Ciencias humanas”, nombre que me llamaba la atención entonces, quizás por la amplitud de materias que cubría, las cuales eran a veces difíciles de conectar a primera vista. No obstante, la única exigencia para que una creación escrita entre en la categoría de “Literatura” es que presente algunas preocupaciones estéticas, pero no que se limite a ser una obra de entretenimiento. De hecho, creo que es bastante reducido la sección de libros tan “livianos” que no presenten ninguna conexión con algunas o varias de las ciencias humanas y no ofrezcan ningún espacio de reflexión sobre un tema que les pertenezca. En otras universidades, se relaciona las ciencias humanas con la filosofía, ya que la filosofía permite definir problemas que se deben investigar y sobre los cuales es necesario reflexionar. 

Actualmente, la investigación en los sectores de las ciencias humanas padece un bajo financiamiento que es preocupante, ya que son disciplinas que no tocan la industria y no justifican suficiente interés como para obtener fondos privados. Deben apoyarse solamente en fondos públicos, lo que limita sus progresos. Sin embargo, son las ciencias humanas que permiten delinear las perspectivas que debemos formar para establecer el mundo en el cual queremos vivir. Pero, ¿qué pasa con nuestra realidad actual?

Todo conocimiento libera el ser humano y nos ayuda a construir una mejor sociedad. Al contrario, el sensacionalismo de las informaciones en los horarios de máxima audiencia no abre ningún espacio de reflexión y nos hace atascarnos. Sin conocimiento, nos quedamos marcando el paso en situaciones que no permiten mejorar las interacciones sociales y el funcionamiento del mundo. Un poco como sí el médico echara alcohol en la herida hasta que el paciente se retuerza de dolor, olvidando de administrarle antibióticos y ponerle puntos de sutura. En vez de hacernos progresar, esta falta de reflexión deja la llaga abierta.

Estamos en sociedades adictivas, los seres humanos nunca tienen lo suficiente, siempre quieren más. La ausencia de las ciencias humanas en la formación de las personas afecta nuestra futuro. Nos modelamos de tal manera que la dinámica nos encanta y la regresión nos desilusiona, sin que logremos entender que no hay progreso sin lado negativo, es decir, regresión. Y es por eso por lo que las sociedades capitalistas no nos permiten progresar, nos acostumbran a la imagen de un progreso sin regresión: compro un nuevo auto, pero una vez que me acostumbre a ese nuevo auto, voy a querer otro más moderno o más grande o más rápido, hasta que me acostumbre de nuevo. Pasa lo mismo con los teléfonos, o el servicio de voz Alexa de Amazon.

En una conferencia del 2015, Luc Ferry llegaba a la conclusión que: “La lógica del consumo es la misma que la adicción: un drogadicto es alguien que no puede evitar de aumentar las cantidades y acercar las dosis… La definición del drogadicto es la misma que la del cliente del supermercado.” (Ferry, “Las paradojas de la economía de la felicidad”, conferencia del 19-11-2015) Por eso el concepto de “moda” existe solamente en las sociedades capitalistas (la toga romana o griega no cambiaba, igual que el sari indio o el kimono japonés), porque la lógica del capitalismo es de hacer pasar de moda para obligar a comprar, se trate de ropa, corte de pelo, maquillaje, vehículos o arreglos de casas.

Este año que se va, nos presentó numerosas situaciones que nos hicieron dudar del funcionamiento correcto del mundo social en el cual evolucionamos. Pero debemos definir la sociedad en la cual queremos vivir y que queremos dejar a nuestros hijos y nietos. Las ciencias sociales/humanas nos permitirán fijar nuestra reflexión sobre la nueva realidad que enfrentamos y considerarlas en una perspectiva crítica y constructiva, sin empobrecer a la humanidad, para alumbrar los caminos difíciles y contribuir a la construcción de los mejores futuros posibles.

Autora Artículo: Sylvie Moulin

Profesora, traductora y escritora. Doctorado en Estudios Ibéricos e Iberoamericanos y Master en Literatura Comparada, Universidad de Paris IV-Sorbonne. Docente por 12 años en Estados Unidos. Autora de varios libros de crónicas y cuentos.

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