En general, las especies animales de nuestro planeta sienten miedo en sus encuentros y relaciones con otras especies, pero rara vez, según lo observado, sienten miedo en los encuentros con individuos de la misma especie. Esto porque en general, la gran mayoría de los animales no son competidores, ávidos de riquezas y de poder, sino sujetos que viven su vida; se defienden de otras especies cuando son alimento para ésas y atacan cuando deben cazar para alimentarse y alimentar a su familia.
Los animales no tienen conciencia de que en algún momento van a morir; tienen un instinto de supervivencia, pero no poseen el conocimiento de que la vida es finita. A su vez, no son en general rivales, ni se arrancan la comida entre ellos, ni tienen tendencia a acaparar bienes más allá de los que necesitan para vivir su vida. A nivel doméstico, un niño humano siempre quiere más juguetes, aunque sean de su hermano, primo o amigo; un perrito se conforma por largo tiempo con el juguete que le han comprado sus amos y no sabe pedir uno nuevo y, si no tiene amos, se conforma con lo que tiene.
Los animales son territoriales y el humano también. Sin embargo, los animales no se pasan la vida intentando invadir, de alguna manera, el terreno ajeno, en el que vive otro espécimen de la misma especie. Los animales que viven en manadas, según lo observado, tienen un líder o jefe; pero no buscan apropiarse del espacio y de los bienes de la manada vecina, ni a asumir el mando de otra manada y menos de decimar a los individuos que viven en un terreno adyacente, a pesar de que están desprovistos de ideas y de ideales como es el caso de la especie humana.
Las especies carnívoras son carnívoras y las herbívoras son herbívoras; pocos animales somos omnívoros; categoría que compartimos con los cerdos, animal que, según los conocimientos actuales, “es uno de los animales más parecidos al ser humano por aspectos como el tamaño y la morfología de sus órganos o la estructura celular”. Las especies monógamas son monógamas durante toda su vida; las especies polígamas son polígamas durante toda su vida. No hay término medio de “hoy si, mañana no, pasado mañana sí”. (González de Bulnes, 2024)
Los animales viven su vida y un día mueren, de viejos, siendo carnada de un sujeto de otra especie, de un accidente involuntario o de alguna enfermedad, entre otras causas. No se van a ninguna parte para una segunda vida o para algún castigo en caso de que hayan manifestado una mala conducta en su paso por este mundo, lo que no ocurre porque viven según sus limitados objetivos transmitidos de generación en generación.
Extraña especie la nuestra. Somos animales, aunque bien diferentes, porque seríamos la única especie que tenemos miedo de casi todo; de sujetos de otras especies, de nuestra propia especie, de los progenitores, del vecino, del desconocido, del conocido e incluso del amigo y de algunos familiares, cercanos o no.
Sin embargo, nuestro máximo temor, nuestra mayor aprensión, son los dioses, en cuyas “blancas manos”, como dice una canción de los años 70, “le cuelgan candados letreros y rejas”.
¿Quién creó a quién? Sin duda somos los humanos que hemos creado a los dioses, tras el enorme vacío que nos deja el enorme abismo de incertitudes en el que se ve sumida la especie, que a pesar de estar dotada de inteligencia es, sin embargo, una de las más débiles en relación con su capacidad y superficie muscular.
Para Lucien Goldmann (1955), “la acción emancipadora es un trabajo sobre lo incierto”. El distinguido académico de la Sorbonne, creador de la teoría del estructuralismo genético, expone sobre el surgimiento de los dioses, en todas las culturas humanas, como producto de los temores del individuo frente a lo desconocido, a lo incierto. Por consiguiente, toda acción liberadora del individuo y de la sociedad humanos implica un enfrentamiento a lo desconocido. Y no cabe duda de que lo desconocido se encuentra genéticamente en el origen del miedo.
Desconocemos nuestros orígenes y, lo que es aún más terrible y dramático, desconocemos la misión y los objetivos de nuestra vida, sin duda muy corta en el contexto de la existencia de la especie. Esto es generador de pánico ante lo desconocido o lo incierto, como lo plantease Goldmann. Es el miedo ante lo incierto, el principal componente que se encuentra en la génesis de la creación por la especie humana, en todos los rincones de la Tierra, desde sus inicios históricos. Sociedades jerarquizadas que dotaron de poder y riquezas a una casta de la sociedad, supuestamente designada por las divinidades más diversas, al tiempo que sometían a una terrible miseria, ignorancia y desdicha a la gran mayoría de los individuos.
La especie humana, contrariamente al resto de los animales, constituyó sus propios sistemas de gobierno ejercidos, desde los orígenes, por sujetos de una determinada nobleza patricia, designada por la divinidad correspondiente y que debía, bajo pena de condena eterna, ser obedecida, servida y respetada. La obediencia al Señor, sea este feudal, de nobleza o de realeza era ley sagrada e indiscutible, avalada por los representantes de los dioses, y todavía lo es en las monarquías que van quedando en la Tierra y que no son pocas, considerando naciones europeas, africanas y medio orientales.
Con la llegada de Renacimiento, los humanos ascendieron un rango en la escalera valórica. Diferentes levantamientos armados, como la Toma de la Bastilla, la independencia de Haití y de Estados Unidos, las declaraciones de independencia de los países de la América luso-hispana, fueron abriendo ese camino. Allí surge el derecho ciudadano, aunque se asiste aún, en esa época, a una mayoría de ciudadanos analfabetos y sin la instrucción suficiente para asumir funciones de gobierno o de control de las instituciones que nacen con la República.
Una parte importante del mundo sigue sometido a noblezas y realezas divinas nacidas de los temores de la plebe, aunque, en la actualidad, algunas con sistema democrático en lo que se refiere a la legislación y a la administración de la cosa pública, otras, en donde la tiranía de la monarquía se mantiene como era hace tres o más siglos. Especie única, en la que los individuos aceptan, por la fuerza y la presión del miedo someterse a líderes, sea cual fuere su justificación, y obedecerles hasta dar la vida o matar por ellos o una supuesta causa, padecer hambre, frío, miseria, enfermedades por la gloria del empoderado y de la nación, aunque este sea un concepto sólo de la especie humana y que queda aún bastante inexplicable genéticamente.
El dramaturgo y filósofo alemán Bertold Brecht, frente a las dictaduras nacidas en Europa a mediados del siglo XX, reflexiona en relación con la disminución de la paciencia en los pueblos, en relación con gobernantes cada vez más déspotas e insaciables en la apropiación de riquezas, junto a empresarios más ávidos aún como es el caso, a modo de ejemplo, de la empresa italiana ENEL que opera en Chile y, también en Brasil.
Frente a la impaciencia de los pueblos ante tanto sometimiento, Bertold Brecht pone en boca de los gobernantes:
“¿No sería más sencillo que el gobierno disolviera el pueblo y eligiera otro nuevo?”
Son nuevas estructuras sociales las que necesitamos en las que todos tengan los mismos deberes ylos mismos derechos en donde nacer sea un privilegio y no un castigo, en donde la vida sea una primicia y no una serie de acontecimientos infelices y en donde el miedo sea vencido y erradicado de la especie humana y por fin entendamos que estamos destinados a entendernos y a respetarnos.
Brecht, Bertolt. Encyclopaedia Britannica (2013) Ultimate edition (DVD-ROM, en línea en https://www.britannica.com/biography/Bertolt-Br
Goldmann, Lucien (1955) Le Dieux caché. Gallimard. París
González de Bulnes, Antonio (2024) El cerdo es uno de los animales más parecidos al ser humano. Heraldo. 2 de enero. Aragón, España.
Autor Artículo: André Grimblatt
Doctor en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Sorbonne de París. Analista Internacional y Consultor Senior en temas de estrategia y de comunicación corporativa. Participa en el programa informativo Luz Verde de Radio Valparaíso y es analista en la Agencia de Prensa de Marruecos. Analista Scanner Internacional.