Ficción que se vuelve realidad

El mito de Prometeo es, en la mitología griega clásica, uno de los que produce mayor fascinación. Prometeo pertenecía a la raza de los titanes, y a él se le atribuye la creación de la humanidad y su protección frente a los dioses. Les enseñó a los hombres el cómputo del tiempo, la ciencia de los números, el alfabeto, la domesticación y el empleo del caballo y el buey, la navegación, la medicina, la industria de los metales, la ciencia de los presagios, y todas las artes. Así, el hombre pasó de una época oscura y primitiva a la civilización y el desarrollo tecnológico.

Prometeo representa el valor de la destreza y la inteligencia para comprender, interpretar y manejar la naturaleza y sus fenómenos, dando lugar a las distintas técnicas que permiten el desarrollo de la civilización. No obstante, el mito revela también las consecuencias de sobrepasar los límites, ya que no es posible el dominio absoluto de dichos fenómenos. Quien desarrolla muy bien este mito de Prometeo es el escritor Byung-Chul Han[1], quien reflexiona sobre el hombre contemporáneo, el ciudadano del siglo XXI.

La sociedad disciplinaria[2] se organiza en torno a no tener la posibilidad o derecho o permiso para hacer algo; se estructura en base a lo que se debe o es aconsejable hacer. Según Foucault, la sociedad disciplinaria es aquella en la cual el comando social se construye a través de una difusa red de dispositivos o aparatos que producen y regulan costumbres, hábitos y prácticas productivas, la sociedad del control. Es lograda por medio de instituciones disciplinarias, la universidad, la escuela, etcétera, quienes estructuran el terreno social y presentan lógicas adecuadas de la disciplina. El poder disciplinario gobierna, en efecto, estructurando los parámetros y límites del pensamiento y la práctica, sancionando y prescribiendo los comportamientos normales y/o desviados.

Estos procesos históricos son de larga duración que se desarrollan desde que las primeras civilizaciones buscan relacionarse y comerciar con otros pueblos. Tenemos las olas en la historia de la humanidad: la ola agrícola, la segunda ola industrial y la tercera ola de servicios e informática, también denominada la cuarta ola industrial 4.0, Revolución Industrial, innovación industrial, robotización, desarrollo de Internet, las comunicaciones, la nanotecnología, la biotecnología, la inteligencia artificial entre otras; es en esta etapa cuando se produce y se desarrolla la tecnologización en forma exponencial, inserto en la aldea global.

En el marco de este desarrollo industrial 4.0 van naciendo nuevos conceptos filosóficos generados probablemente por este desarrollo exponencial de las tecnologías y de nuevos procesos productivos. Uno de estas líneas filosóficas es el transhumanismo, termino muy mediático, no siempre hay claridad cuál es su significado. Tratare de dar una luz al respecto. Podríamos plantear que es un movimiento cultural, científico e intelectual que busca mejorar las capacidades físicas, intelectuales y psíquicas de los seres humanos, para ellos se apoya en el desarrollo de ciencia y la tecnología.

Luca Valera[3] plantea tres puntos que me parecen muy interesante dar a conocer y poder asi entregar un enfoque al respecto. Ser transhumanista significa apostar sobre una evolución dirigida por los medios tecnológicos. Ser transhumanista significa aceptar que la especie humana, caracterizada por su limites, constituye solo la primera etapa funcional de una nueva evolución. Ser transhumanista significa creer que la naturaleza humana es una forma abierta a las tecnologías, modelada por las ideas de la perfección.

Como lo define Nick Bostrom, unos de los padres de este movimiento, con una definición más profunda. “es un movimiento cultural y científico, que afirma el deber moral de mejorar las capacidades físicas y cognitivas de la especie humana y de aplicar nuevas tecnologías al ser humano, de modo que se puedan eliminar todos los aspectos no deseados e innecesarios de la condición humana como, por ejemplo, el sufrimiento, la enfermedad, el envejecimiento e incluso la mortalidad. Quiere alcanzar un objetivo muy claro y ambicioso, crear las condiciones para una revolución moral e intelectual de orientación prometeica.[4]  

Según Luca Valera esta revolución prometeica prometida por los transhumanistas tiene como objetivo final el presentar la positividad de algunos valores: la extensión de la vida, la desaceleración del proceso de envejecimiento, la salud de los ciudadanos y el fortalecimiento físico y mental de los discapacitados, así como de las personas sin discapacidad, también más allá de los límites impuestos por la estructura biológica actual. Las interrogantes podrían ser las siguientes: Anhelamos alcanzar la inmortalidad, deseamos contar con una vida más sana y prolongada, no gustaría poseer mayores capacidades intelectuales o un mayor coeficiente de inteligencia superior, un alto rendimiento deportivo, elección de rasgos genéticos óptimos para nuestra descendencia y eliminar rasgos defectuosos, reducción de enfermedades genéticas y erradicar tumores malignos, queremos mejorar nuestra especie humana. Serán estos planteamientos un sugestivo cuento de ciencia ficción.               

  Podríamos presentar el caso de la manipulación para perfeccionar nuestros genes, la casuística puede ser muy compleja. Los transhumanistas suelen decir que las fronteras son borrosas entre manipulación genética terapéutica, ya que buscan solo la eliminación de nuestro acervo genético causantes de enfermedades graves, y manipulaciones mejoradas, orientadas a un diseño de los humanos que sea considerado deseable por ciertas personas. (Pag.174 Diéguez)[5].

Estas distinciones son ciertamente difíciles, y por eso mismo hay que hacer un esfuerzo para no poner en el mismo saco todas las intervenciones genéticas. No es lo mismo las modificaciones de nuestros genes para tener una mayor calidad de vida en nuestra vejez, para disfrutar mejor de la memoria y la visión o de unos cartílagos mejor conservados, esto puede ser razonablemente aceptada. No es lo mismo buscar la mejora de nuevas capacidades que nunca han estado a nuestro alcance ni forma parte de ningún ideal de plenitud y de bienestar humano. Como por ejemplo la capacidad para percibir en la banda de frecuencia del ultravioleta o movernos en la oscuridad como murciélagos, desarrollando radares similares. Podría haber algunas mejoras que podrían ser patéticas por no decir monstruosas.

Nicolas Agar en su libro Trudy Human Enhancement, defendiendo lo legitimo y deseable un “mejoramiento moderado” ya que excederían los atributos y capacidades inherentes al ser humanos.

Ortega y Gasset plantean que el mejoramiento, si es el objetivo de la tecnología facilita la realización efectiva del proyecto de auto creación en el que consiste una idea humana autentica, es decir, una vida en que las riendas de auto creación han sido tomadas en libertad para llegar a ser el que realmente se es, para la realización de la propia “vocación”. Un mejoramiento radical, que podría ser muy genuina podría conducir a la creación de un ser posthumano.

Los transhumanistas más radicales piensan, que la superación definitiva de nuestra especie es mediante la aplicación de biotecnología, o su reemplazo por otras tecnologías más avanzadas, e incluso piensan que debemos priorizar el mejoramiento de los seres humanos por encima de la preservación de la especie en su forma actual.

Desde la mirada Orteguiana, podría haber motivos de sobra para rechazar el proyecto de transformación en una entidad posthumana. La realidad radical es, para él, la vida humana, y en el cual tendrá sentido mantenerse. Según Ortega vivimos una crisis de deseos, plantea cuál es el fin más realista, y se contestaba que esta debe ser la apertura de posibilidades del bienestar que permitan llevar a cabo en libertad la realización de un proyecto vital autentico (Pag 172-173 Diéguez.

Tenemos muchas tecnologías[6] presentes hoy en día, entre ellos la neurotecnología puede acceder directamente, a manipular y emular la estructura del cerebro, y con ello producir información sobre nuestras identidades, nuestras emociones, nuestros miedos, en conjunto con la inteligencia artificial, el resultado la podría convertir en una amenaza para las nociones de identidad humana, se refiere a las creencias, los gustos, acciones y costumbres, dignidad, libertad de pensamiento, autonomía, privacidad mental y bienestar.

Impacto en los derechos humanos. Según la Unesco, el rápido desarrollo de la neurotecnología es prometedor, pero necesitamos un marco regulador de gobernanza sólido para los métodos no invasivos, pero este combinado con la inteligencia artificial, y todas estas técnicas pueden permitir a los desarrolladores, públicos o privados, abusar de los sesgos cognitivos y desencadenar reacciones y emociones sin consentimiento. En consecuencia, ese no es un debate tecnológico, sino social. Todos estos avances son motivo de alegría, pero también cautela, debemos salvaguardar las normas éticas y garantizar la plena acción de los derechos humanos.

Destacando el caso, de los chips que se están desarrollando, son a base de silicio para tratar varias enfermedades relacionadas con la memoria, como el alzhéimer y el trastorno por estrés postraumático, en el cual empresas como Neuralink aspiran a desarrollar mejoras cerebrales para individuos sanos basadas en IA. Los investigadores intentan crear chips que sean isomorfos funcionales de partes del cerebro como, por ejemplo, el claustrum (El claustrum está debajo de la neocorteza y conforma una finísima columna de neuronas, esta podría ser la entrada a la consciencia del cerebro, es una región rodeada de misterios).  Gradualmente irán sustituyéndote partes del cerebro por microchips nuevos y duraderos. Los científicos están ansiosos por descubrir si algún aspecto de tu conciencia resulta perjudicado, la idea es ir perfeccionando las prótesis neuronales para las áreas del cerebro que sustentan la conciencia. Si, durante este proceso de implantación, esa parte deja de funcionar con normalidad, debiese haber señales externas, informes verbales y algunos comportamientos extraños, implicaría que los chips están erróneos en su hardware o software.

Susan Schneider dice que al incorporar a la conciencia un sustrato variado o diferente en los chips es probable que ni siquiera es compatible con las leyes de la naturaleza, pero si el chip funciona, en este caso tenemos motivos para creer que el chip es el adecuado en su funcionamiento, pero tendrá la arquitectura cognitiva apropiada para la conciencia, quizás estaríamos frente a una conciencia de las máquinas o conciencia sintética.

Hoy día es una realidad el desbloqueo progresivo del cerebro humano, el cual proporcionará la información sobre los procesos cerebrales, así como su relación con los estados mentales y también su descodificación, transformándolos en output observable. Estamos frente a una gran controversia, los nuevos paradigmas de protección a las personas, la casuística refleja con cierta claridad la nueva realidad tecnológica, tales como productos  neurotecnológicos que impactarán las vidas de las personas en un sentido negativo o positivo, en el cual podemos identificar claramente los siguientes tópicos: el derecho a la libertad cognitiva, el derecho a la privacidad mental, el derecho a la integridad mental, el derecho a la continuidad psicológica  y el derecho a la protección de datos personales, para así poder evitar manipulaciones inapropiadas que puedan dañar la convivencia futura.

Finalizando mi reflexión de estos temas con sus peculiaridades, presentes en este mundo de la neurotecnología y de la biotecnología sintética que emergen como consecuencia de esta cuarta revolución industrial que estamos viviendo, y las nuevas tendencias filosóficas que estan emergiendo como el transhumanismo. Es muy importante destacar y que se debe tener presente que, en todo este proceso disruptivo, se debe poner en primera línea el humanismo, la ética, la diversidad y como hacer más humana esta sociedad que está emergiendo, siendo también un profundo debate el cómo democratizar el uso de estas nuevas tecnologías en la cual estos nuevos movimientos transhumanistas lo estan impulsando.

 Está claro que este movimiento se está abriendo paso aceleradamente e influyendo en las sociedades contemporáneas, vemos que la ficción se está haciendo realidad, he ahí la importancia de debatir en torno a la posibilidad o no de que se den las pretensiones transhumanistas, y centrarnos en desarrollar las mejores metodología y legislación para que éstas no afecten a aspectos fundamentales del ser humano, como su privacidad, su identidad, su dignidad, su autonomía, su libertad y, por supuesto, su supervivencia.

Roberto Berrios. Escritor, ensayista, Ingeniero, con un diplomado en Gestión de la Tecnología e innovación, diplomado en Filosofía de la Neurociencia Cognitiva (Universidad Alberto Hurtado)

Bibliografía

  1. Byung-Chul Han (2022). La sociedad del cansancio. Editores Herder, Barcelona, Tercera Edición Digital.
  • Luca Valera. Tres tesis sobre el transhumanismo. Pontificia Universidad Católica de Chile, Centro de Bioética e Instituto de Filosofía, año 2020
  • Antonio Diéguez, Transhumanismo la búsqueda tecnológica del mejoramiento humano. Editorial Herder, Barcelona edición digital 2017
  • Roberto Berrios. Globalización tecnologías y convivencia. Editorial Propia Gsa Technology, 2023
  • Astrid Dzul Hori. La realización tecnológica de las fantasías sobre el cuerpo: una respuesta a partir de las reflexiones sobre la técnica de Jose Ortega y Gasset. Instituto de Investigaciones Filosóficas Universidad Nacional Autónoma de México.2022  

[1] Byung-Chul Han (2022). La sociedad del cansancio. Editores Herder, Barcelona, Tercera Edición Digital.

[2] La sociedad disciplinaria es aquella en la cual el comando social se construye a través de una difusa red de dispositivos o aparatos que producen y regulan costumbres, hábitos y prácticas productivas.

[3] Luca Valera. Tres tesis sobre el transhumanismo. Pontificia Universidad Católica de Chile, Centro de Bioética e Instituto de Filosofía, año 2020

[4] Visión prometeica, son conocimientos y técnicas humanas, no son todopoderosas, sino que la tecnociencia se limita, sin pretender superar la naturaleza humana.

[5] Antonio Diéguez, Transhumanismo la búsqueda tecnológica del mejoramiento humano. Editorial Herder, Barcelona edición digital, 2017

[6] Roberto Berrios. Globalización tecnologías y convivencia. Editorial Propia Gsa Technology .2023

Roberto Berríos

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