Por primera vez a nivel universitario, en 1820, el gran científico Humboldt crea la cátedra de filología en la Universidad de Berlín. Después, pasó a llamarse humanidades y ahora se conoce como ciencias sociales. Pero el término “humanista”aún se usa frecuentemente. Empecemos por recordar y conocer algunas de las características más importante de las ciencias sociales, o humanistas, si se prefiere.
El Humanismo es de antigua data. Nace entre los filósofos y poetas en Grecia y Roma, quienes postulaban al hombre como centro de su propio perfeccionamiento. Más aún, se encuentran antecedentes en el Confucionismo y en la India. No obstante, es en el Renacimiento que, en nuestra cultura occidental, se estudian las primeras manifestaciones y se describe el despertar de este movimiento intelectual, filosófico y cultural, que perdura hasta nuestros días, con renovadas perfecciones. El humanismo fue entonces un movimiento de tipo intelectual que rompió con la tradición escolástica imperante. Comienza en lo que hoy es Italia y sus ciudades Estados. Buscaba formar al hombre con plenos poderes en lo ético, físico, intelectual, estético y religioso. Se alejó de lo divino para acentuar al hombre y su intrínseco valor, capaz de desarrollarse por sus propias capacidades. Propuso una educación más acentuada en el individuo y su desarrollo, más laica (como se le llama ahora).
A principios del siglo XX, F.C.S. Schiller (Ferdinand Canning Scott Schiller, germano-británico, filósofo, agosto1864-agosto1937) dio el nombre “humanismo” a su doctrina expuestas en sus libros Humanism, Philosophical seáis, Studies in Humanism, 1907. Él estuvo muy de acuerdo con Protágoras y su máxima “El hombre es la medida de todas las cosas”.
Decía Schiller que “Toda proposición es verdadera o falsa, según que sus consecuencias tengan o no tengan valor práctico; la verdad o la falsedad dependen, por lo tanto, de aquello que se tiene: toda la vida mental supone fines. Pero, no pudiendo ser estos fines para nosotros, más de los del ser que somos, resulta de ello que todo conocimiento está subordinado en definitiva a la naturaleza humana y a sus necesidades fundamentales”. “El humanismo es simplemente el hecho de darse cuenta de que el problema filosófico concierne a seres humanos, que se esfuerzan en comprender un mundo de experiencia humana con los recursos del espíritu humano” (Schiller, Vol. 14-N° 54 1905, Pragmatism and Humanism).
El humanismo según otras tendencias se define como doctrina “…según la cual el hombre, desde el punto de vista moral, debe aplicarse exclusivamente a lo que es de orden humano. El Humanismo designa una concepción general de la vida fundada en la creencia que la salvación del hombre será por las solas fuerzas humanas.” (André Lalande, Vocabulario técnico y crítico de la Filosofía). Tal vez la mejor definición sea esta: “Es un antropocentrismo reflexivo que, partiendo del conocimiento del hombre, tiene por objeto la valoración del hombre” (E. Leroux, en comentarios anexos al humanismo, Vocabulario técnico y crítico de la Filosofía”, André Lalande)
El humanismo valora el pensamiento crítico racional, por tanto, se divorcia del dogma y la realidad derivada de lo divino. Se valora la libertad de pensamiento como antes nunca había sido.
En 1950 surge la sicología humanista, basada en esta corriente filosófica, en la fenomenología, y en el existencialismo. Busca la autonomía funcional y el desarrollo de las capacidades internas de autorrealización. El humanismo nos dice que el hombre juzga, califica, cuantifica, valora, etc. según sus propias reglas.
Podríamos analizar esto desde 2 puntos de vista:
1) Como sociedad, tomándola como una unidad, es la que organiza y “raya la cancha” en lo referente a las formas de convivencia entre sus integrantes. Crea un marco moral y ético a su medida.
2) Tomando el hombre como individuo. El humanismo pretende que con las propias capacidades el hombre puede y debe educar sus valores espirituales, éticos y morales. Todo se debe someter a un análisis racional para ser aceptado.
En el siglo XIX su difusión potenció la idea del antropocentrismo y se consolidó como conducta en el pensamiento y razonamiento del hombre de esa época.
El Humanismo secular, o laico, en la actualidad, es un sistema de pensamiento que describe la realidad del hombre de nuestro tiempo, preconiza una ética propia y la racionalidad de la vida en sus manifestaciones naturales. El humanismo postula que la racionalidad científica y su consecuencia tecnológica son las vías correctas para el progreso de toda la humanidad.
Erich Fromm (Frankfurt marzo 1900- Suiza marzo 1980) se reconoce como el padre del psicoanálisis humanista. Fue sicólogo, doctor en sociología y filósofo humanista. Para Arturo Torres (español, máster en sicología social), Erich Fromm “partió del enfoque del psicoanálisis para hacerlo virar hacia una visión mucho más humanista del ser humano. Para Fromm, la psique humana no podía explicarse simplemente proponiendo ideas acerca de cómo lo hacemos para conjugar nuestros deseos inconscientes con la presión del entorno y la cultura, sino que para entenderla hay que saber, también, cómo lo hacemos para encontrar el sentido de la vida, tal y como proponían los existencialistas”.
Durante el siglo XX se han publicado cuatro Declaraciones y Manifestaciones Humanistas y una quinta en el inicio del siglo XXI. El quinto gran documento aparece ya cuando se apaga el siglo con el nombre de Manifiesto Humanista 2000. Este documento fue dedicado a las necesidades insatisfechas del hombre actual, los problemas medioambientales, desigualdad entre países, gran crecimiento de la población mundial y explotación de recurso naturales. Analiza los dogmas del libre mercado, procura un buen uso de la inteligencia crítica y mayor esfuerzo cooperativo ante los problemas sociales, además de mejorar la condición humana. Sus firmantes tenían el propósito de aportar soluciones a los problemas que encaraba la humanidad a las puertas del siglo XXI.
El Humanismo, como podemos apreciar, se renueva conforme a los tiempos, pero siempre teniendo presente que es el propio ser humano quien es el centro de atención y sólo su propio desarrollo puede permitir el progreso de su vida, su sociedad y en definitiva su destino. El humanismo propone además una educación laica, centrado en la persona humana y su potencial intelectual, moral, físico y espiritual. Sin embargo, el Homo Sapiens aún no ha progresado lo suficiente en ética a través de la historia, y su desarrollo espiritual es todavía “una materia pendiente”.
Qué ha pasado en Chile.
Empezamos con la Universidad de Chile, luego vinieron varias otras, que actualmente se les conoce como las Universidades estatales, o tradicionales, en un lenguaje más coloquial (incluida la Univ. Católica, que también recibe aporte estatal). Todas ellas, con algunas variantes, se han preocupado de dar una base formativa social en sus carreras, con los valores que hemos definidos en la primera parte de este texto, para aplicarlos en su ejercicio laboral, ya sea cuando trabajan en una institución estatal, o particular indistintamente.
Las asignaturas curriculares del plan de estudios en ciencias humanistas se refieren a todas aquellas que tienen como centro al ser humano, como su lenguaje (idiomas), arte (si correspondiera), filosofía, antropología, sociología y especialmente ética, como base formativa para cualquier carrera conducente a un título universitario. Obviamente, estos temas deben estar adaptados a los intereses de las carreras, incorporándolos como base cultural y no como herramientas profesionales porque no es el caso.
Desde 1981 (DFL 103-ENE-1981 Ministerio de Educación), cuando se promulgó la reforma y entró en vigencia la nueva Ley de Educación Superior, con decretos y leyes que modificaron y agregaron nuevas normas para el financiamiento, creación de instituciones de educación superior, etc.-, se permitió la creación de entidades particulares en la formación universitaria (educación superior). Muchas centraban su atención en la formación de carreras tecnológicas, por lo tanto su interés básico fue formar profesionales bien capacitados en el área correspondiente. Las asignaturas de ética, por ejemplo, según ellos, no guardaban relación con los objetivos de esas carreras y, además, eran un mayor gasto en docentes que, según estas universidades, distraían recursos que podrían utilizarse mejor en profundizar las asignaturas profesionalizantes, es decir aquellas que entregaban las herramientas específicas para el ejercicio profesional. Conceptualmente, hay una enorme diferencia en formar a un ser humano de nivel superior, o “una máquina tecnológicamente humana”. Las universidades estatales nunca tuvieron esas aprensiones porque siempre entendieron que estaban formando a un ser humano que ejercería una determinada profesión.
Esto nos lleva a tener que aclarar su misión y su visión como universidad y los objetivos generales de sus carreras:
. -1 Formar un profesional con buenas competencias en el área científica y tecnológica para desarrollarse bien en un área profesional – o sea, el objetivo es el ejercicio profesional. Se propone como más importante la máquina humana en función de su rendimiento, formar el individuo solo en base a proporcionarle herramientas tecnológicas para su desempeño, lo que parece más construir una herramienta humana que eficientemente cumpla sus labores productivas para el éxito financiero de la empresa.
. -2 Formar un ser humano integralmente, que, con una base en valores sociales, sea gestor e integrador de una sociedad en la que vive y debe servir, junto con sus propios y particulares intereses de ganar un sustento digno para él y su familia, tomando en cuenta su desarrollo espiritual y con valores -especialmente en ética- que le permitan razonar y ser crítico de su ser y de la sociedad en que estará inserto; así le permitirá ser creativo, buscar el perfeccionamiento suyo y de su profesión.
Si la ausencia de asignaturas humanistas lo llevamos a los currículos de las carreras del área de la salud, se hace insostenible, porque estos profesionales deben ser especialmente conscientes de aportar apoyo a enfermos, con valores morales y éticos en su desenvolvimiento laboral. En este caso el currículo, interpretado como el conjunto de asignaturas que conforman el plan de estudio, también incluye implícitamente la misión y visión del proyecto educativo de esa universidad frente a la sociedad.
Las ciencias humanistas empezando por el lenguaje oral y escrito entrega al alumno capacidades para pensar, redactar y trasvasijar sus inquietudes y experiencias para comunicarlas en foros, conferencias, congresos profesionales, etc. Adquirir un adecuado lenguaje profesional con buen manejo de la nomenclatura del área permite una óptima relación interprofesional. El lenguaje nos permite un mundo en común – eso empezó con los griegos y los retóricos en Roma. Las letras tienen por objeto hacer que nos pongamos a la altura de nosotros mismos. Recordemos que el mundo humano interpone momentos reflexivos y lo hace a través de la palabra. Pretende a algo que nos trascienda más allá de lo que somos y lo hacemos a través de la palabra, el idioma, el lenguaje. Leemos para ser mejores y desplegar todas las potencialidades. Un profesional que no sabe expresarse en “el idioma” de su especialidad rebaja su condición y se devalúa ante sus colegas. El manejo del idioma es fundamental porque es el medio de comunicación básico e ineludible para su exitoso ejercicio profesional.
“La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es una organización internacional, cuyo objetivo es trabajar para construir mejores políticas que fomenten la prosperidad, la igualdad, las oportunidades y el bienestar para todos.” En el ranquin sobre comprensión lectora, los adultos chilenos obtuvieron un promedio de 218 puntos sobre 500, frente a los 260 de la media OCDE y los 296 de Finlandia, el mejor evaluado. En matemáticas, Chile obtuvo 214 puntos, lejos de los 263 del promedio OCDE. En esta evaluación, más de la mitad de los adultos chilenos (53%) se encuentran en los niveles más bajos de la escala de comprensión lectora, frente al promedio de la OCDE, que es del 26%.
La pregunta es: ¿Cuánta culpa tienen las universidades que no incorporan en los planes de estudios de sus carreras asignaturas relacionadas con el manejo y la comprensión del idioma? Indudablemente que la enseñanza básica es de bajo nivel en esta área y desde la infancia debería ser un importante objetivo formativo educacional, por lo tanto, la culpa debe ser compartida a varios niveles.
El primer año de una carrera universitaria siempre ha servido para nivelar las distintas formaciones de sus alumnos, desde los que vienen de buenos colegios frente a los otros alumnos que no tuvieron la misma suerte, por las diferentes razones sociales y económicas que ya sabemos habidas en Chile. Pero esto no lo hacen todas las carreras, especialmente las de algunas universidades cuyo objetivo ya hemos criticado.
En otro ámbito, la incorporación curricular de asignaturas que afiancen los valores éticos nos permite tener profesionales más confiables. La crisis de valores de la sociedad actual se ve más expuesta si las universidades no refuerzan la ética profesional en la formación de muchachos que aún son moldeables.
Todas las carreras deben tener una base humanista, incluidas las de arte, porque además el arte es un área humanista por definición, íntimamente relacionada con la sociedad y el ser humano. Debemos considerar también las carreras que no tienen un contacto directo con la gente, no atienden público, como aquellas que laboran frente a una máquina, un instrumento tecnológico, u otras condiciones similares. Su profesión sin duda tiene un trasvasije social, una consecuencia, pero indirecta con la gente y la sociedad y eso vale igualmente para que su formación humanista permee su quehacer finalmente.
Bibliografía:
Ferdinand Canning Scott Schiller, germano-británico, filósofo, 1864-1937
Humanism, Philosophical seáixds, Studies in Humanism, 1907
Schiller, Vol. 14-N° 54 1905, Pragmatism and Humanism
E. Leroux, en comentarios anexos al humanismo, Vocabulario técnico y crítico de la Filosofía” André Lalande
https://psicologiaymente.com. Arturo torres, español sicólogo, sociólogo
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)
https://www.memoriachilena.gob.cl

Autor Artículo: Edgardo Hidalgo C.
Fue director de la Escuela de Kinesiología de la Universidad de Chile (1990-2000), Profesor de la Escuela de Danza de la Universidad de Chile (1968-1996), Consultor de la Oficina Panamericana de la Salud y Fundador/Primer Director de la Escuela de Kinesiología de la Universidad de Concepción. Es autor de varios libros: El movimiento es vida (2014); La libertad ¿somos libres realmente? (Ensayo filosófico valórico, 2019) y La historia cómo yo la viví (septiembre, 2021). Miembro del equipo editorial de Iniciativa Laicista.